martes, 16 de junio de 2015

Aleksandr Dugin, la geopolítica rusa desde una perspectiva ideológica

Hace bastante tiempo que no le doy al teclado con este espacio, este blog que se enfoca en el dinamismo de las relaciones internacionales posmodernas, muy convulsionadas por lo demás, como la levadura.

En la ultima década, la explosiva influencia del liberalismo a la órbita geográfica de repúblicas ex-soviéticas, ha irritado y tocado sin dudas las fibras sensibles de la oligarquía de la Federación Rusa. El paladín de la conducción de la nueva Rusia, Vladimir Putin, se ha sabido mover en las arenas de la política interna, haciendo uso y gala de una habilidad para desenvolverse en estructuras orgánicas de mando y conducción bastante rígidas, tras su basta experiencia en los servicios secretos de la época Soviética.
Demostrada también ha sido su postura, en concordancia con aquellas estructuras sólidas de poder interno en Rusia(que el mismo y su séquito forjaron), hacia las relaciones internacionales y la geopolítica. Se ha larvado una imagen de "tiburón" de la política global, que no teme hacer valer y dejar caer el peso de la Rusia que se reinventa y le hace frente al imperio global USA-OTAN, sobre los timoratos y ambiguos concilios de los liberales.
Sin embargo poco del análisis que desde occidente se puede hacer respecto a los dirigentes rusos y la estrategia geopolítica y conducción apunta a un trasfondo mas profundo. Ni siquiera se ha considerado la posibilidad de la existencia de lineamientos de índole mas "elevada", filosófica, o incluso de carácter espiritual. Pero ese espectro si que existe, hay un contexto desde el que pareciera estar operando Putin y su círculo, con miras a hacerle frente al invasivo occidente. Existe una consideración en el núcleo duro de la política rusa, hacia el currículum cultural de la nación, y su devenir consecuente a el, o al menos pareciera lucir como un argumento válido y razonable.
En esa línea, y lanzandome al grano bastante rápido, quisiera referirme a Aleksandr Dugin, de quien se dice ha sido una gran influencia para el núcleo duro del Kremlin en esta nueva exaltación ideológico-cultural-espiritual de la Rusia contemporánea. Dugin es un intelectual y filósofo bastante versado y con buenos contactos, gestor de la 4° Teoría Política, la cual integra aquellos vectores ya mencionados y que no se consideran en la cultura posmoderna occidental, como podrían ser; la tradición, la cultura inmanente de los pueblos, la espiritualidad, la religión o hasta la historia misma.



A continuación, dejaré un link a una entrevista a Dugin, extraída del blog 4tpes.

Artículo-entrevista completa aquí.

Saludos.


jueves, 10 de marzo de 2011

Los millonarios presupuestos de Defensa chinos

El ejército chino contará este año con un 12,7 por ciento más de presupuesto para acometer la modernización de equipos y tropas, según ha anunciado  el Gobierno de Beijing, pasando de los 58.100 millones de euros de 2010 a 65.570 millones, aunque otros países, incluyendo Estados Unidos, le acusa de anunciar sólo una parte de su presupuesto militar.



China trata de equiparar su poderío militar a la velocidad con la que crece su economía e influencia en el mundo, pero también como respuesta a la presencia militar de Washington en la región del Pacífico. A pesar de que el Ejército de Liberación Popular (ELP) es la mayor fuerza marcial del mundo por número de efectivos –con alrededor de 2,3 millones-, Beijing insiste en que su naturaleza es puramente defensiva.
China suele resaltar que el presupuesto de sus fuerzas armadas es sólo una parte pequeña del estadounidense. En febrero, el Pentágono anunció una partida record de 553.000 millones de dólares (396.230 millones de euros) para el año fiscal 2012. La anunciada por Beijing para el próximo ejercicio supone regresar a los aumentos de doble dígito efectuados durante la última década, después que el crecimiento del presupuesto militar se rebajase a un 7,5 por ciento en 2010. La Asamblea Nacional Popular, el principal órgano legislativo del país, que se reúne en la capital una vez al año para aprobar las principales leyes del país comunista, votó las líneas maestras de la política económica y social para el próximo lustro, recogidas en el duodécimo Plan Quinquenal.
El despertar militar de China es fuente de ansiedad entre sus vecinos y en Washington, que mantiene acuerdos de defensa con varias naciones de la región, incluidas Japón, Corea del Sur y Taiwán, que China reclama como propia. India, otra potencia emergente de influencia creciente, gastará este año en asuntos militares un 11,6 por ciento más que en 2010, cuando el aumento del presupuesto se situó en un 7,6. Por su parte, Japón, que a pesar de mantener un ingente intercambio comercial con la segunda economía del mundo mantiene unas delicadas relaciones diplomáticas con Beijing, ha sido el primero en expresar su preocupación.
El caza furtivo J-20 fue presentado por el ELP hace poco, coincidiendo con la visita a Beijing del secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, que insiste en que la presencia militar estadounidense en el Pacífico resulta esencial para frenar la agresividad de China. Una pujante industria de defensa trabaja en el país asiático en el desarrollo de sistemas de misiles avanzados y la construcción del que será el primer portaaviones del país. China ha construido en secreto un portaaviones de cemento para el entrenamiento de pilotos, con su puente, cubierta de vuelo y rampa skijump para los despegues cerca de Wuhan. Consta que lo utilizan cuando menos reactores de ataque al suelo Sukhoi Su-33 Flanker y helicópteros navales. Fuentes occidentales definen a esta estructura como un enigma.

[Defensa.com] 

domingo, 12 de septiembre de 2010

Redes rusas de espionaje en el Mediterráneo oriental, por Alberto Pérez Moreno [Atenea]

La noticia de la muerte del segundo jefe de la rama de exterior de la inteligencia militar rusa - GRU- general Yuri Ivanov, en extrañas circunstancias, ha desatado toda suerte de especulaciones en un momento que, bajo una aparente calma en la superficie, aumentan las tensiones en la frontera sur de Líbano. El refuerzo de las posiciones de Israel y la mayor cooperación del "eje de resistencia" formado por Irán, Siria-Hamas y Hezbollah hace que persista el temor de un nuevo estallido, que de momento parece que se libra entre redes de inteligencia.

El general Ivanov desapareció a mediados de julio, pero no ha sido hasta finales de mes cuando se ha conocido la aparición de su cadáver en las costas del sur de Turquía. Aunque oficialmente Ivanov se encontraba de vacaciones en Latakia, en la costa siria, ha trascendido que podía encontrarse visitando la base naval de Tartus o estableciendo contacto con sus redes en Siria y el Mediterráneo.

Importancia de la base de Tartus

El interés ruso por mantener bases en el Mediterráneo es permanente. Con motivo de la visita de Gadafi a Moscu, en 2008, se especuló con la posibilidad de que Rusia consiguiera una base en aquel país, cosa que no parece haber prosperado. Lo que si consiguió Rusia entonces fue un acuerdo con Siria para reactivar una base naval. Tartus, el segundo puerto más importante de Siria, ya había albergado una base militar rusa desde 1971 hasta 1991, pero no ha sido hasta 2008 cuando un nuevo acuerdo ha permitido la ampliación y modernización de la misma.

La misión principal de Tartus es servir como base de abastecimiento y apoyo a la Flota del Mar Negro, pero por su localización cercana a la terminal del oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan -de vital importancia para Georgia- permite mantener, en caso necesario, una seria amenaza sobre su utilización. Además, la proximidad de Tartus a Líbano permite un buen emplazamiento de medios electrónicos de escucha y localización que abarque no sólo el Mediterráneo Oriental sino también Líbano e Israel.

Redes rusas en el Mediterráneo oriental 

Entre los interrogantes que plantea la desaparición del general Ivanov no escapa que el Mediterráneo Oriental y Oriente Medio son escenarios donde actúan redes de inteligencia de distintos países. Por ejemplo, es significativo que también a primeros de julio haya desparecido -tras ser detenido en Chipre y dejado en libertad bajo fianza- Christopher Metsos, acusado por los Estados Unidos de ser el pagador de una red de espionaje que operaba en su territorio. El hecho que la vía de escape más probable de Metsos haya sido por mar, permite suponer que podría encontrarse en Siria.

La personalidad de Ivanov, que fue jefe de la inteligencia militar en la región del norte del Cáucaso en 2006, y como tal responsable de la muerte de muchos insurgentes chechenos, ha alimentado la sospecha que podría haber sido secuestrado y ejecutado por estos militantes que en Siria cuentan con numerosos efectivos bien organizados.

Tampoco se descarta que haya sido el Mosad quien haya hecho desaparecer a Ivanov. No es habitual que los servicios de inteligencia ataquen a componentes de otros servicios por el temor a desatar una guerra de dudosas consecuencias, pero la mejora y ampliación de la base de Tartus, y los posibles vínculos de las redes rusas con Hezbollah, que desde allí pueden mantener fácilmente, han podido precipitar tal acción.

Suponiendo que haya sido el Mosad el responsable de la muerte del segundo jefe de la inteligencia militar rusa, esto representa un claro mensaje a Rusia y Siria: Israel no está dispuesto a tolerar la instalación de medios de vigilancia en las proximidades de zonas conflictivas como el sur de Líbano, y avisa al presidente sirio Bashar al- Assad que no debe intensificar su cooperación con el "eje de resistencia".
 


 

Italia en busca de su geopolítica, por Tiberio Graziani [Red Voltaire]

Derrotada en la Segunda Guerra Mundial, ocupada entonces por Estados Unidos, incorporada a la fuerza a la OTAN durante la guerra fría, obligada a diluirse en la Unión Europea, Italia es actualmente prisionera de su pasado en momentos en que rápidos cambios se están produciendo en el campo de las relaciones internacionales. Tiberio Graziani estima que, aunque Roma no cuenta aún con las condiciones necesarias para poder aplicar una política exterior independiente, es hora ya para Italia de pensar en una estrategia de salida que corresponda a sus propias características históricas y geográficas. Italia percibe el llamado de su espacio natural… el Mediterráneo ampliado.


 
Un país con soberanía limitada


A pesar de su envidiable situación geográfica y de las particulares características de su estructura morfológica, Italia no cuenta actualmente con ningún tipo de doctrina geopolítica.
Ello se debe principalmente a tres factores:

a) el hecho que Italia es parte de la esfera de influencia de Estados Unidos (el sistema occidental);
b) la profunda crisis que caracteriza su identidad nacional;
c) la falta de cultura geopolítica de sus clases dirigentes.

El primer factor, además de limitar la soberanía del Estado italiano en numerosos sectores, desde el sector militar hasta el de la política exterior, por mencionar sólo los más importantes en materia de geopolítica, influye en la política interna y la economía, en las decisiones estratégicas en materia de energía, de investigación tecnológica, de desarrollo de las grandes infraestructuras y, finalmente pero no por ello menos importante, en lo tocante a las políticas nacionales de lucha contra el crimen organizado.

Debido a las importantes consecuencias del Tratado de Paz de 1947, la Italia republicana ha seguido la regla de oro del «realismo colaboracionista o cojo», o sea renunció a la responsabilidad de tomar las riendas de su propio destino. Esta abdicación pone a Italia en un estado de «subordinación pasiva» y somete sus decisiones estratégicas a la «buena voluntad del Estado al que se subordina».

El segundo factor invalida uno de los elementos necesarios para la definición de cualquier doctrina geopolítica coherente. La crisis italiana de identidad tiene complejas causas que se remontan a la fusión insatisfactoria de las diferentes ideologías nacionales (de inspiración católica, monárquica, liberal, socialista, laica y masónica) que apoyaron la unificación de Italia, la edificación del Estado unitario y, después del paréntesis fascista, la realización de la actual organización republicana.

Esta crisis de identidad nacional se debe también a la experiencia fascista mal digerida y al trauma que dejó la derrota sufrida en el conflicto mundial. Lo cierto es que la retórica romántica del Estado-nación, el mito de la nación y, posteriormente, los de la resistencia y la «liberación» no han beneficiado los intereses de Italia, país que sigue aún en busca de su identidad nacional a pesar de estar a punto de arribar al aniversario 150 de su unificación.

El tercer y último factor, parcialmente vinculado a los anteriores por razones históricas, impide que los ejes geopolíticos de Italia se incluyan entre las prioridades de la agenda nacional.
La aparición sucesiva de las vicisitudes que aquejan a la República Italiana siempre ha constituido, sin embargo, una forma de geopolítica, o más bien de política exterior basada esencialmente en la situación geográfica del país como respuesta a los intereses nacionales y, por lo tanto, no coincidente con las indicaciones estadounidenses, destinadas única y exclusivamente a garantizar la hegemonía de Washington en la región del Mediterráneo.

Así sucedió sobre todo con la atención de políticos como Aldo Moro, Giulio Andreotti y Bettino Craxi, o de grandes empleados del Estado como Enrico Mattei, hacia los países del norte de África y del Medio Oriente y que, a pesar de limitarse al mantenimiento de relaciones de «buena vecindad» y de «coprosperidad», estaba realmente en concordancia de un lado con la posición geográfica de Italia en el Mediterráneo y era por demás útil a la potencial emancipación, futura y necesaria, de la Italia democrática en relación con la “tutela” estadounidense, al igual que el papel regional que Roma hubiese podido ejercer, incluso en el marco de un rígido sistema bipolar.

Ese tipo de iniciativas hubieran podido sentar las bases para definir los ejes estratégicos de lo que el argentino Marcelo Gullo define en su estudio sobre la construcción del poderío de las naciones como el «realismo liberacionista» para que Italia pasara de un estado de «subordinación pasiva» a un estado de «subordinación activa», etapa crucial en la conquista de espacios de autonomía en la escena internacional.
El fracaso de la modesta política mediterránea de la Italia republicana no sólo se debe, sin embargo, a la injerencia estadounidense sino también a la naturaleza episódica de la aplicación de dicha política y a la oposición, dentro de la propia Italia, de grupos de presión –más filoestadounidenses y prosionistas– que la entorpecieron. Se desvanecieron así, con el fin del bipolarismo y de la llamada Primera República, las iniciativas anteriormente mencionadas, destinadas a incrementar, al menos parcialmente, la autonomía de la política exterior italiana.

Como país euromediterráneo sometido a los intereses estadounidenses, la Italia de hoy se encuentra en una situación extremadamente delicada ya que, al ser simultáneamente miembro de la Unión Europea y de la OTAN, no sólo sufre las consecuencias de las tensiones entre Estados Unidos y Rusia en la Europa continental, sobre todo en la región centro-oriental (ver la cuestión polaca en materia de «seguridad» o de energía) sino que también se ve afectada por las repercusiones de las políticas de Washington en el Medio Oriente.
Es importante recordar también que la dependencia de Italia hacia Estados Unidos se traduce en una evidente limitación de la soberanía del Estado italiano, amplifica las fragilidades típicas de las zonas peninsulares (tensiones entre la parte continental del país –bastante limitada sin embargo en el caso de Italia– y las regiones propiamente peninsulares e insulares) y aumenta las presiones centrífugas al extremo de hacer difícil la normal gestión administrativa del Estado.

Militarmente ocupada por Estados Unidos –en el marco de la «alianza atlántica»–, que dispone de más de un centenar de bases en territorio italiano, carente de suficientes recursos energéticos, económicamente frágil y socialmente inestable debido a la constante erosión de un “Estado social” actualmente agonizante, Italia no dispone de márgenes de libertad que le permitan poner en vigor las líneas directivas de su potencial geopolítico y geoestratégico –líneas directivas trazadas por el Mediterráneo y por la zona adriático-balcánica-danubia– fuera de los límites de las estrategias que se le imponen desde el otro lado del Atlántico, estrategias que favorecen –por lo tanto– intereses extranacionales y extra-extracontinentales.

Las oportunidades que tiene Italia de determinar su propio papel geopolítico no dependen por lo tanto de la voluntad de Roma y están vinculadas a las consecuencias que tendrá la actual evolución de la escena mundial –ahora multipolar– en la cuenca del Mediterráneo y en Europa continental. Son, sin embargo, los grandes cambios geopolíticos que se están produciendo, determinados principalmente por Rusia, los que pueden fortalecer el papel estratégico de Italia en el Mediterráneo, en el marco de la implantación y la consolidación del nuevo sistema multipolar y de la posible integración de Eurasia.

Hay que entender, en efecto, que la estructuración de ese nuevo sistema geopolítico multipolar exige, por razones evidentes, un proceso de dislocación o de redimensionamiento del sistema occidental actualmente controlado por Estados Unidos, proceso que comienza por la periferia del sistema, cuyos contornos están determinados por la masa euro-afro-asiática, la península europea, la cuenca mediterránea y el arco insular japonés.


Rusia y Turquía: los dos polos geopolíticos


Los recientes cambios del marco geopolítico mundial han dado lugar a la aparición de ciertos factores que pudieran permitir que la mayoría de los países que conforman el llamado sistema occidental se «liberen» de la tutela del «amigo estadounidense». Lo anterior permitiría que Roma pudiera aplicar su propia doctrina geopolítica, conforme al nuevo contexto mundial.

Como es sabido, la reafirmación de Rusia como actor a nivel mundial y el papel preponderante de China y la India han dado un vuelco a las relaciones entre las grandes potencias y han establecido las bases para la creación de un nuevo orden mundial, basado en unidades geopolíticas continentales que ya no se apoyarían en relaciones basadas en el poderío militar sino en alianzas estratégicas. Tales cambios también están produciéndose en la parte sur del hemisferio occidental, considerado hasta ayer el patio trasero de Estados Unidos y donde las relaciones que ahora mantienen Brasil, Argentina y Venezuela con las potencias euroasiáticas anteriormente mencionadas han dado un nuevo impulso a la hipótesis de una unidad continental suramericana.

En el Mediterráneo, el primero de los factores a favor de una nueva organización geopolítica es la inversión de la actitud política de Ankara en el Medio Oriente. Y es que, a mediano plazo, el distanciamiento de Turquía en relación con Washington y Tel Aviv puede tener consecuencias geopolíticas de gran importancia en la formación de un espacio geopolítico euroasiático integrado, al representar la primera etapa concreta en que vendría a insertarse el proceso de dislocación (o de limitación) del sistema occidental, precisamente a partir de la cuenca mediterránea.

En las actuales condiciones, los polos geopolíticos en los que debería concentrar su atención una Italia realmente interesada en emanciparse de la tutela de Estados Unidos son Turquía y Rusia. Un alineamiento de Roma con la política de Turquía para el Medio Oriente proporcionaría a Italia la credibilidad necesaria, seriamente empañada por sus relaciones de vasallaje hacia Washington, para dar una orientación geopolítica a las inapropiadas políticas de cooperación del ministerio italiano de Relaciones Exteriores con los países que se encuentran al sur del Mediterráneo y con el Medio Oriente.

Por otro lado, ello pondría a Roma en condiciones, junto (y gracias) a su aliado turco, de renegociar la humillante posición de Italia en el seno de la OTAN –o sea de renunciar al Tratado del Atlántico Norte– y, al mismo tiempo, de plantearse la reconversión de las instalaciones militares de la OTAN en bases útiles para la seguridad del Mediterráneo. Italia y Turquía, así como otros países bañados por las aguas del Mediterráneo, pudieran establecer así un sistema integrado de defensa, según el ejemplo de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

En el establecimiento de una «estrategia de salida» de sus obligaciones hacia Estados Unidos, tal y como la hemos planteado en estas líneas, Roma pudiera contar con el seguro apoyo no sólo de Ankara sino también de Trípoli, de Damasco, de Teherán y, por supuesto, de Moscú.
Por lo demás, Rusia aportaría seguramente su apoyo a Roma para que esta última saliera de la órbita de Estados Unidos, favoreciendo a la vez su proyección geopolítica natural a lo largo del eje adriatico-balcánico-danubio, en el marco –naturalmente– de una asociación italo-ruso-turca basada en intereses comunes tendientes al surgimiento de un «Mediterráneo ampliado» que abarcaría el Mediterráneo, el Mar Negro y el Caspio.

Perú dejará de comprar armas en 2011 para elevar el sueldo de los militares

Lima - La ministra de Economía y Finanzas de Perú, Mercedes Aráoz, reveló durante su defensa ante el Parlamento del proyecto de Presupuesto para 2011, que el incremento en las remuneraciones a los 145 mil efectivos de las Fuerzas Armadas y policiales saldrá de una reducción que se hará en algunas compras de armas.

El costo de esta reforma será de aproximadamente 3.300 millones de dólares, que se aplicarán en seis tramos. Aráoz detalló que para el 2011 se destinarán 850 millones de dólares y que se le dará prioridad a los que tienen menores ingresos, como los policías y los efectivos del Ejército.

La titular del Ministerio de Economía y finanzas cambió sus discursos anteriores y anunció que se respetarán las pensiones de los jubilados actuales, y que a partir de ahora se programarán los aumentos de acuerdo con el costo de la vida.

"Las pensiones no se bajan, no se tocan, nuestro compromiso es hacer un incremento de acuerdo con el costo de vida y al esfuerzo y la capacidad fiscal que el gobierno tenga en este momento", ratificó.

Respecto del proyecto de Presupuesto 2011, aclaró que busca evitar el sobrecalentamiento de la economía y un impacto inflacionario en el país. "Este presupuesto está preparado justamente para evitar cualquier impacto de sobrecalentamiento de la economía, esperamos tener el 2013 un superávit fiscal", añadió.

También reiteró que el crecimiento de la economía peruana será liderado por el sector privado, acompañado del sector público, por lo que garantizó la continuidad de las obras iniciadas antes del 2010.

Del mismo modo, reiteró que no se puede presionar mucho la caja fiscal y defendió que se ha priorizado la inversión en el sector Educación, en la prevención del cáncer y otras enfermedades transmisibles, además de cubrir totalmente el aseguramiento universal en salud.

sábado, 11 de septiembre de 2010

La guerra contra el narcotráfico de Calderón desgasta al Ejército mexicano.

Felipe Calderón tomó posesión de la presidencia de la república mexicana en el año 2006, declarando la guerra al narcotráfico de manera inmediata. En estos cuatro años ha hecho de esta lucha su bandera, con el apoyo de Estados Unidos bajo la Iniciativa Mérida y más de 1.300 millones de dólares en el bolsillo, pero la implicación del Ejército pasó bien pronto del entusiasmo inicial al más absoluto descontento por parte de la población. El país no ha logrado en todo este tiempo vencer en modo alguno al enemigo interno, los narcos están ganando esta guerra y las críticas, dentro y fuera del Ejército, han ido en aumento.



El concepto inseguridad se ha unido inexorablemente al país azteca. El número de muertos se cifra en más de 25.000 y los cárteles de la droga hacen del recurso a los métodos más brutales una manifestación pública de su poder: decapitaciones, mensajes clavados sobre cadáveres en medio de las calles… un abanico de horrores con el que se desayuna el pueblo mexicano cada mañana.
Presionado por el vecino del Norte y consciente de la precariedad de medios de sus fuerzas policiales, amén de sus notables niveles de corrupción al servicio del enemigo a batir, Calderón recurrió al despliegue de miles de uniformados para acometer tamaña empresa. El Ejército salió así a las calles a cumplir la misión encomendada por un periodo de tiempo indeterminado y en completa ausencia de un entorno legal que respaldara su actuación. Esta desvirtualización del rol natural de las Fuerzas Armadas ha lastrado fuertemente su imagen entre la descontenta población que, lejos de ver sobre el terreno efecto positivo alguno de la iniciativa de su presidente, acusa a los uniformados de abusos de todo tipo, empezando por las detenciones ilegales, y de haber provocado la muerte de cientos de civiles inocentes en una suerte de “daños colaterales” difícilmente asimilables.
El Ejército, por su parte, cada vez más desmoralizado, ha de cargar con la supeditación de su actividad a poderes civiles, en ocasiones absolutamente incompetentes e incluso vinculados directamente con el mismo narcotráfico, con sus propias bajas y la creciente reclamación contra sus actuaciones de organizaciones internacionales de derechos humanos, su sometimiento a los tribunales civiles, la caída en picado de su prestigio, el riesgo de infiltraciones entre sus miembros, como ya ocurriera con las fuerzas policiales, y la natural desazón frente a las escasas posibilidades de salir victoriosos de esta guerra.
Calderón saco las tropas a la calle como quien le lanza los perros al adversario, pero los abocó a la derrota desde el momento en que no se acometieron otras actuaciones complementarias en las esferas de poder. Muchas razones explicarían el fracaso del mayor despliegue de medios acometido en la historia del país contra el narcotráfico: apenas se han hecho esfuerzos por luchar contra la corrupción política y de las fuerzas de seguridad, una histórica asignatura pendiente, y tampoco se han invertido recursos destinados a socavar las redes de lavado de dinero ni actuado contundentemente para dar efectividad al poder judicial. Pocos confían a estas alturas en que Calderón consiga antes del fin de la legislatura enmendar la situación.